La pena de Afrodita
Infierno~
Era un río veloz que brillaba como un cuchillo que a lo lejos podía divisar, me encontraba sedienta, acalorada y cansada. Llevaba un par de días ya caminando por el desierto y ahora sólo quería poder tocar pronto ese río, saciar la sed, el calor y descansar. Caminaba, caminaba y caminaba pero al río no llegaba, caminaba pero no avanzaba. La desesperación hacía que las lágrimas comenzaran a aparecer, sentía que los pies en cualquier momento los iba a perder, me ardían como si pisara el mismo infierno. Recordé una palabra, espejismo, y de inmediato pensé en que lo que veía podría ser uno, me tiré derrotada a la arena que hervía, ya no tenía energías para descubrir si aquél río realmente existía, sentía que moría. Cerré los ojos y sentí como se acercaba el fin, más feliz podía dejar de existir pues había escapado del lugar donde igual iba a morir, sólo que apedreada por ser descubierta con el hombre que amaba pero que en mi marido no se podía convertir.
El atardecer se aproximaba y las olas del mar podían escucharse, en un calmado sonar. Iba a juntarme con Él, el que hacía que mi corazón se agitara con tan sólo mirarme. Observé el lugar y me di cuenta que al parecer se había retrasado, decidí sentarme a la orilla del mar para contemplarlo, hacía frío, más que lo normal y se me había olvidado llevar abrigo. La hora pasaba y comencé a preocuparme, pues el dueño de mi corazón aún no llegaba; una, dos, tres horas pasaron y enojada decidí marcharme a casa. De camino había un tumulto de gente detenida, me acerque y mi corazón se apretó, me asusté con esa sensación, pensé que podía ser mi familia o mi gran amor, más aún se me apretó cuando entendí porque Él no había llegado, pues yacía llorando junto a mi cuerpo que había sido atropellado.