La pena de Afrodita

miércoles, 30 de mayo de 2012



Ahora, mirando el paisaje recuerdo aquella vez que iba de camino a Chipre, avergonzada, humillada y con los ojos hinchados de tantas lágrimas que han caído de ellos. Yo, que soy la Diosa de la hermosura, ¿cómo osan a dudar de mis actos? Sí, me casé con Efesto, pero no lo amo, él no despierta aquella pasión que hay dentro de mí, aquella que sólo Ares fue capaz de hacer que florecer.
            Mientras miro el paisaje, en mi mente pasan todos los recuerdos de mi vida, cuando el mar me dio la vida y como las horas me vistieron y me llevaron a la morada de los inmortales, donde me casé, me casé y no sé porque. Sentía que había una pasión oculta dentro de mí que con Efesto no podía liberar. Adonis y Anquises … que recuerdos, que noches lujuriosas pasé con cada uno, sin que mi marido se enterara, hasta que llegó él, el hombre por el cual hoy debo huir, fuimos descubiertos por Efesto, caímos en una trampa, me encontraba atrapada mientras todos nos observaban,  Ares y yo éramos objeto de risas, burlas y comentarios que espero olvidar. Poseidón fue el único que comprendió, gracias a él Ares y yo pudimos escapar, pero por separado.
            Recuerdo también un nombre… Aurora, aquella que se atrevió a estar con mi hombre, ¿Cómo se atreve a faltarme el respeto así, a mí?, más el ego no es lo que me duele, es el amor fallido, siendo la Diosa de la hermosura, sufro por no estar con el hombre que deseo, ¿Parece una ironía verdad?, Diosa, hermosa, pero sin amor. Aurora no se salvará de su castigo, por entrometerse! Enamorada de Orión se quedará, un amor irreversible que jamás puede superar, recuerdo a las mujeres de Lemnos, Yo!, yo que las he ayudado, yo que escucho sus ruegos por belleza y sensualidad, ¿Es así como me pagan?, Sin honrarme!. Bueno si yo no puedo ser feliz en el amor, ellas que no me respetan no merecen algo mejor que yo, es por eso que aleje a todos los hombres que se fueran acercar a ellas. Al final, las liberé, las liberé de sufrir como sufro yo por un hombre que encanta a otras como Aurora.
            Mi mente vuelve al presente, vuelve a aquel paisaje hermoso, sé que muchos me ven como cruel, lujuriosa, como una Diosa sin piedad, más todo lo que hice fue por amor, los castigos a Aurora, el castigo a Lemnos, todo tiene un motivo, el mal amor, es ahí donde veo la gran ironía de mi existencia, porque soy madre de Eros, y ¿Sabes quién es Eros? … El Dios del amor.

Infierno~

domingo, 29 de abril de 2012


Era un río veloz que brillaba como un cuchillo que a lo lejos podía divisar, me encontraba sedienta, acalorada y cansada. Llevaba un par de días ya caminando por el desierto y ahora sólo quería poder tocar pronto ese río, saciar la sed, el calor y descansar. Caminaba, caminaba y caminaba pero al río no llegaba, caminaba pero no avanzaba. La desesperación hacía que las lágrimas comenzaran a aparecer, sentía que los pies en cualquier momento los iba a perder, me ardían como si pisara el mismo infierno. Recordé una palabra, espejismo, y de inmediato pensé en que lo que veía podría ser uno, me tiré derrotada a la arena que hervía, ya no tenía energías para descubrir si aquél río realmente existía, sentía que moría. Cerré los ojos y sentí como se acercaba el fin, más feliz podía dejar de existir pues había escapado del lugar donde igual iba a morir, sólo que apedreada por ser descubierta con el hombre que amaba pero que en mi marido no se podía convertir. 

Prometiste~

martes, 17 de abril de 2012
sábado, 24 de marzo de 2012

El atardecer se aproximaba y las olas del mar podían escucharse, en un calmado sonar. Iba a juntarme con Él, el que hacía que mi corazón se agitara con tan sólo mirarme. Observé el lugar y me di cuenta que al parecer se había retrasado, decidí sentarme a la orilla del mar para contemplarlo, hacía frío, más que lo normal y se me había olvidado llevar abrigo. La hora pasaba y comencé a preocuparme, pues el dueño de mi corazón aún no llegaba; una, dos, tres horas pasaron y enojada decidí marcharme a casa. De camino había un tumulto de gente detenida, me acerque y mi corazón se apretó, me asusté con esa sensación, pensé que podía ser mi familia o mi gran amor, más aún se me apretó cuando entendí porque Él no había llegado, pues yacía llorando junto a mi cuerpo que había sido atropellado.

El ático



El Clepsidra heredado de su padre marcaba aproximadamente las veinte horas cuando Clara llegaba a su casa, luego de un agotador día de trabajo y molesta por haber perdido su pendiente favorito en la hendija del paradero. Ya dentro, Comenzó a preparar la cena, esperando a su marido, cuando sintió su corazón apretarse como un capullo al escuchar un ruido en el ático, el misterio invadió su mente pensando que podía ser el espíritu de su padre, fallecido tan solo hace unos días, asustada subió a ver que ocurría. Su sorpresa fue encontrar a su esposo con su mejor amiga.
 
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